La historia de la lucha revolucionaria en Nicaragua contra la dictadura somocista está marcada por el sacrificio y la valentía de diversos sectores de la sociedad. Entre ellos, se destaca el rol crucial que desempeñaron los trabajadores de la salud, quienes se convirtieron en héroes y mártires al involucrarse activamente en la lucha por la libertad y la justicia.
Estos profesionales no solo se dedicaron a salvar vidas en el ámbito clínico, sino que también utilizaron sus conocimientos y habilidades médicas para apoyar a los combatientes heridos, organizar redes de asistencia y participaron directamente en actividades revolucionarias.
Compañeros como Silvia Ferrufino, Bertha Calderón, Óscar Danilo Rosales Argüello, Alejandro Dávila Bolaños, Eduardo Salvo, Lenin Fonseca, José Dolores Fletes y Luis Felipe Moncada dejaron un legado imborrable en la historia de Nicaragua, contribuyendo de manera significativa a la victoria revolucionaria del 19 de julio de 1979.
Causa Revolucionaria
El compromiso de estos profesionales de la salud con la causa revolucionaria requirió un inmenso sacrificio personal, enfrentándose a la constante amenaza de arresto, tortura y muerte a manos de las fuerzas del régimen somocista. Sin embargo, su determinación y coraje los impulsaron a seguir adelante, convencidos de que su lucha era justa y necesaria para el bienestar futuro de su país.
Por tal razón, bajo la buena gestión del pueblo presidente a presidido por el comandante Daniel Ortega Saavedra y la compañera Rosario Murillo Zambrana, se aprueba la Ley N°. 657; Ley que declara el 8 de agosto Día Nacional del Trabajador de la Salud, con el fin de resaltar el papel fundamental para llevar a cabo los programas de bienestar que impulsa el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional, en el sistema público de salud con el Modelo de Salud Familiar y Comunitario.