Lema 2025

Desde UNAN-León, conmemoramos el espíritu inmortal de los estudiantes del 23 de julio 1959

El papel de la histórica y gloriosa juventud nicaragüense ha sido siempre decisivo en los momentos más cruciales de nuestra historia. Un ejemplo imborrable de esa valentía se vivió el 23 de julio de 1959, cuando las calles de León se convirtieron en el escenario de una masacre despiadada y cobarde, cometida por un régimen genocida que temía la fuerza imparable de la juventud y el clamor del pueblo por la soberanía nacional.

Solo un mes antes, el 24 de junio de 1959, el movimiento guerrillero de El Chaparral, conformado por la columna “Rigoberto López Pérez”, compuesta por 55 combatientes, entre ellos el propio Carlos Fonseca, fue atacado, resultando Fonseca gravemente herido, con una bala que le perforó el pulmón derecho, siendo trasladado al Hospital San Felipe de Tegucigalpa y luego a Cuba para su recuperación.

Fue bajo la inspiración del pensamiento revolucionario y el liderazgo de Carlos Fonseca en la UNAN-León y su ejemplo de lucha en El Chaparral que los estudiantes decidieron tomar una postura firme, saliendo a las calles a gritar lo que el régimen somocista no quería oír: ¡basta de dictadura!

Pero la respuesta fue brutal: la Guardia somocista abrió fuego, desatando una lluvia de balas que dejo a más de 60 heridos y arrebatando la vida de Mauricio Martínez, Erick Ramírez, José Rubí y Sergio Saldaña, estudiantes de derecho y medicina, que pagaron con sangre el precio de su valentía.

Aquel día no marchaban solo como estudiantes, sino como hijos e hijas de un pueblo que se negaba a seguir de rodillas. Avanzaban con la frente en alto, con la dignidad como escudo y la bandera de la libertad ondeando en lo más profundo del alma.

Ese día sus cuerpos cayeron, pero su ejemplo y su sacrificio se alzaron como un león indomable que ruge desde lo más profundo de la revolución y valentía estudiantil. No lograron silenciarlos, porque 66 años después siguen vivos con nosotros, presentes en esta Nicaragua, bendita y siempre libre.

Están en cada escuela abierta donde la educación gratuita forja conciencia, rompe cadenas de ignorancia y siembra el porvenir; en cada puesto de salud que atiende con dignidad, entrega y amor al pueblo, sin distinción ni exclusión; en cada emprendimiento familiar y comunitario que nace del esfuerzo, la creatividad y el acompañamiento solidario del Gobierno del Pueblo Presidente; en cada pedazo de tierra que vuelve a dar frutos en manos campesinas, garantizando soberanía alimentaria y justicia social.

Están en la risa libre de los niños, en la energía transformadora de los jóvenes, y en la dignidad recuperada de los adultos que hoy caminan con esperanza. Están en la voz firme de las mujeres que hoy deciden, lideran y construyen Revolución desde cada espacio de la vida. Todo esto, bajo el liderazgo firme y consecuente de nuestros copresidentes, el comandante Daniel Ortega y la Compañera Rosario Murillo, que conducen al pueblo con amor, firmeza y compromiso revolucionario.