Tal vez fue una casualidad del tiempo, o quizás un destino escrito en el cielo, cuando un 30 de julio de 1888, en Valparaíso-Chile, un joven poeta nicaragüense publicó un libro que no solo llegó a las librerías con un título nuevo, sino que ofrecía una forma distinta de mirar, sentir y escribir; un libro que llevaría por nombre Azul.
Bajo ese nombre sencillo se escondía una auténtica revolución literaria, porque en sus páginas Rubén Darío tejía un universo donde la belleza no era solo un adorno, sino un modo de pensar el mundo, y en cada cuento, en cada verso, emergía una voz fresca que venía a romper con lo antiguo, a sacudir la rigidez de las palabras y a devolverle a la literatura su poder de asombro y melodía.
Lo que comenzó como una chispa íntima y personal pronto se transformó en el primer latido de un movimiento mucho más amplio: el modernismo, que a partir de ese momento recorrería América y España desplegando una estética nueva, más libre, luminosa y llena de vida.

Así, Azul… quedó grabado como la huella inaugural de ese cambio profundo, un legado que sigue vivo y palpitante cuando regresamos a sus páginas, no como simples lectores de un libro, sino como viajeros que vuelven a un lugar donde la inspiración permanece encendida, porqué hay obras que no envejecen, palabras que no se apagan, y ese azul que Rubén Darío derramó sobre las letras hispánicas hace ya 137 años, continúa brillando con la misma intensidad.
Hoy, a 137 años de aquella fecha que marcó un antes y un después en la literatura, el espíritu de Azul sigue vivo y latente en Nicaragua, cuna del poeta que pintó con su pluma ese azul eterno; herencia que forma parte de nuestra identidad nacional, reflejada en las políticas públicas revolucionarias que el Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional impulsa, bajo el modelo educativo y cultural liderado por los copresidentes comandante Daniel Ortega y compañera Rosario Murillo.
Bajo este modelo revolucionario, la herencia literaria y cultural de Rubén Darío se convierte en un faro que guía a nuevas generaciones hacia la lucha por la justicia social, la igualdad y la libertad, manteniendo encendida la llama de la esperanza y la creatividad , es así, que el azul que Rubén Darío que se derramó sobre las letras hispánicas se funde con el azul de un pueblo que avanza y escribe con valentía su propia historia, renovando día a día la promesa de un futuro más justo y digno para todas y todos.