Las mamas constan de tres partes principales: lobulillos, conductos y tejido conectivo. Los lobulillos son las glándulas que producen leche. Los conductos son los tubos que transportan la leche al pezón. El tejido conectivo (formado por tejido fibroso y adiposo) rodea y sostiene todas las partes de la mama.
El cáncer de mama es el tipo más frecuente y la causa más común de muerte por cáncer en mujeres a nivel mundial. El cáncer de mama causa más años de vida ajustados por discapacidad perdidos en mujeres que cualquier otro cáncer. La carga de enfermedad que representa el cáncer de mama es desproporcionadamente mayor en los países en vías de desarrollo, donde la mayoría de las muertes por cáncer de mama ocurren prematuramente, en mujeres menores de 70 años.
Las Américas representaron casi una cuarta parte de los nuevos casos de cáncer de mama en 2020. En América Latina y el Caribe, la proporción de mujeres afectadas por la enfermedad antes de los 50 años (32%).
Tipos comunes de cáncer de mama
- Carcinoma ductal infiltrante. Las células cancerosas se originan en los conductos y después salen de ellos y se multiplican en otros tejidos mamarios. Estas células cancerosas invasoras también pueden diseminarse, o formar metástasis, en otras partes del cuerpo.
- Carcinoma lobulillar infiltrante. Las células cancerosas se originan en los lobulillos y después se diseminan de los lobulillos a los tejidos mamarios cercanos. Estas células cancerosas invasoras también pueden diseminarse a otras partes del cuerpo.
El tratamiento y la prevención del cáncer de mama requieren del conocimiento de la epidemiología, las características clínicas, histológicas e inmunohistoquímicas que son particulares de una población. Este conocimiento en Latinoamérica es escaso y fragmentado. El cáncer de mama es una patología heterogénea y multifactorial que resulta de una proliferación descontrolada de las células epiteliales que forman parte de los ductos y lóbulos mamarios.
En Nicaragua, esta enfermedad es la segunda causa de muerte entre mujeres de 40 a 44 años de edad, según datos de organizaciones no gubernamentales dedicadas al tema y la tasa de mortalidad es de 23 por cada 100.000 personas.
Estos datos, también reflejan que el cáncer de mama no afecta únicamente a la mujer mayor de edad. Según las estadísticas una de cada ocho féminas padecerá la enfermedad en algún momento de su vida y cada vez más se presentan casos en mujeres menores de 35 años.
Los signos de advertencia del cáncer de mama pueden ser distintos en cada persona. Algunas personas no tienen ningún tipo de signos o síntomas.
Algunas señales de advertencia del cáncer de mama son:
- Un bulto nuevo en la mama o la axila (debajo del brazo).
- Aumento del grosor o hinchazón de una parte de la mama.
- Irritación o hundimientos en la piel de la mama.
- Enrojecimiento o descamación en la zona del pezón o la mama.
- Hundimiento del pezón o dolor en esa zona.
- Secreción del pezón, que no sea leche, incluso de sangre.
- Cualquier cambio en el tamaño o la forma de la mama.
- Dolor en cualquier parte de la mama.
La mamografía es la mejor herramienta que tienen los médicos para detectar el cáncer de mama en personas sanas, ya que se ha demostrado que reduce la mortalidad por la enfermedad. Como cualquier examen médico, la mamografía implica riesgos, como la posibilidad de hacer pruebas adicionales y la ansiedad en el caso de que la prueba muestre erróneamente un posible tumor; esto se denomina un resultado “falso positivo”. Entre el 10 % y el 15 % de los casos, la mamografía no mostrará un cáncer existente, lo cual se denomina falso negativo.
La mamografía digital puede detectar mejor el cáncer de mama, particularmente en mamas densas. Existe un tipo más novedoso de mamografía denominada tomosíntesis o mamografía 3D. Puede mejorar la capacidad para detectar cánceres pequeños y reducir la necesidad de repetir las pruebas debido a los falsos positivos. Sin embargo, también existe el riesgo de diagnosticar problemas en la mama que, de lo contrario pasarían desapercibidos y no darían lugar a consecuencias negativas. Esto se denomina “sobrediagnóstico” y puede provocar un exceso de tratamiento con posibilidad de causar daños. Este método está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los EE. UU., aunque se está investigando.