Después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista, un 19 de julio de 1979, Nicaragua respiraba libertad por primera vez en décadas, sus calles vibraban con alegría, y es en medio de ese despertar que surge la Gloriosa Juventud Sandinista 19 de Julio (JS19J), un grupo de jóvenes valientes, decididos y llenos de ideales, conscientes de que su compromiso revolucionario sería clave para reconstruir la patria y transformar la recién conquistada libertad.
Es en este contexto que cada paso que daban, cada proyecto que emprendían y cada acción en comunidades y campos demostraba que la juventud no solo celebraba la libertad, sino que la convertía en obras concretas: alfabetización, producción agrícola, solidaridad y trabajo colectivo, comenzando a sentar las bases de una nueva Nicaragua.
La Juventud Sandinista no se limitó a soñar con un país mejor, sino que se lanzó con pasión a construirlo. En marzo de 1980, con el inicio de la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización, miles de jóvenes recorrieron pueblos y comunidades, llevando libros, esperanza y la certeza de que el conocimiento podía cambiar vidas, erradicando el analfabetismo que durante años había limitado al país.

Paralelamente, se entregaron con fervor a los cortes de café y algodón, poniendo sus manos y su fuerza al servicio de la reconstrucción económica, demostrando que los Cachorros de Sandino llevaban en sus entrañas el amor a la patria, el compromiso y la convicción de que la Revolución no terminaba con la victoria política, sino que se consolidaba en cada acto capaz de transformar la vida de un pueblo que seguiría inspirando a todas las generaciones.
Con la llegada de los años noventa, Nicaragua entró en una etapa de gobiernos neoliberales que intentaron frenar y revertir muchos de los avances sociales conquistados por la Revolución. Aun en ese contexto adverso, la Juventud Sandinista nunca se detuvo, porque desde distintas trincheras, demostraron que ser joven y sandinista era, ante todo, resistir, proponer y soñar con una Nicaragua más justa.

El retorno protagónico de la juventud
El 2007 llegó como un amanecer distinto para Nicaragua, un tiempo en que el pueblo recuperaba su protagonismo con el retorno del Frente Sandinista de Liberación Nacional bajo el liderazgo del comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo, momento en el que la juventud volvió a ponerse en primera fila, ya no desde la resistencia silenciosa de los años difíciles, sino desde la certeza de que ahora tenía el respaldo necesario para multiplicar sus sueños y convertirlos en realidades concretas.

La Juventud Sandinista se desplegó con fuerza renovada, dando vida a movimientos que se convirtieron en verdaderas trincheras de participación; Desde la Promotoría Solidaria hasta el Movimiento Guardabarranco, desde el Movimiento Cultural Leonel Rugama hasta el Deportivo Alexis Argüello, desde la Federación de Estudiantes de Secundaria hasta la Red de Jóvenes Comunicadores.
A lo largo de estos 46 años la Gloriosa Juventud Sandinista, se ha cimentado como un verdadero Patrimonio Nacional, inspirando a cada generación desde los barrios de la ciudad hasta las comunidades más alejadas del campo, impulsando la educación gratuita para asegurar oportunidades para todos, promoviendo la participación de la mujer y fortaleciendo la familia como núcleo esencial, lo que refleja que cada proyecto y acción de la juventud manifiesta que ser sandinista no es solo heredar una historia de lucha sino asumirla y convertirla en obras que construyen la Nicaragua de hoy.